La confianza de la señora Welsby en su banco se vio traicionada cuando corroboró que la institución que conserva su dinero no podía entregarle ni un sólo centavo puesto que es política del banco no entregar valores a ahorradores fallecidos.
Los únicos muertos en esta increíble situación lo fueron a causa del susto, pues por un lado la joven cajera creyó tener ante sus ojos a un fantasma y la aturdida anciana, por unos instantes, hasta creyó serlo.
Lo cierto es que ningún caso de amnesia senil hasta el momento ha implicado que un anciano olvide su propia muerte y por este motivo, Mary Welsby le solicitó a la cajera comprobar los datos, por lo cual su caso fue trasladado a las directivas del banco.
Sin embargo, Mary abandonó el banco sin un sólo centavo en su cartera y el malentendido pudo ser solucionado sólo nueve semanas después, un lapso de tiempo durante el cual la condición constatada en los registros del banco pudo haberse concretado por causa de la iliquidez de la anciana de 77 años.
Según directivos del banco, el malentendido se suscitó a propósito de la muerte de un ahorrador anónimo, por lo cual se clausuró la cuenta equivocada. Luego de comprobar su status de «persona viva» el banco le permitió a la señora Welsby retirar su dinero
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