En plena meseta de las pirámides, donde usualmente se llevan a cabo los espectáculos de luz y sonido, se colocó un gran escenario y pantallas gigantes a los extremos. Shakira, cuyo nombre significa «mujer llena de gracia»en árabe, cautivó a los miles de asistentes, sobre todo cuando se puso su traje árabe de dos piezas y comenzó a bailar.
«Ha llegado el momento de que baileís. Egipto te quiero ver bailar», dijo la cantante, y la gente, que en su mayoría no lució velos sino melenas que se movían al ritmo de la música de la colombiana, le respondió eufórica a pesar de que el concierto inició más de una hora después de lo previsto.
Miles disfrutaron desde su butaca un concierto que tuvo varias complicaciones, pues para llegar a las pirámides había un tramo muy extenso de desierto donde debían dejar sus automóviles o donde el transporte esperaba a los presentes; así que muchos se tuvieron que conformar con oírlo de lejos porque no alcanzaron a llegar.
Las autoridades municipales no desplegaron ningún dispositivo especial de tráfico, por lo que al final del concierto se registraron también retenciones, esta vez en sentido opuesto. Los que tuvieron el privilegio de disfrutar en directo con los ritmos de la popular cantante pusieron a prueba su paciencia y se enfrentaron al desbarajuste circulatorio de la ciudad más poblada del continente africano.
Al cabo de una hora y media de espectáculo, la cantante se despidió del público, pero cuando éste empezaba a abandonar el recinto, se vio sorprendido por una melodía familiar: Shakira volvió al escenario con otro traje de lentejuelas y se puso a bailar Las mil y una noches, la canción que inmortalizó la cantante egipcia Um Kolsum.
Una de las maravillas del mundo, las Pirámides de Giza, fue el escenario perfecto para que la intérprete de Hips don’t lie pueda ganarse la confianza y el amor de los egipcios, un pueblo que aprecia el arte y el amor, explicó Shakira cuando arribó al aeropuerto internacional de El Cairo, en medio de estrictas medidas de seguridad.
Tras la respuesta del público en Dubai, Shakira espera obtener la misma aceptación en tierra de faraones, donde debutó en un show patrocinado por una compañía telefónica egipcia que celebrará con la colombiana los 10 millones de abonados.
Los organizadores del show y algunos medios locales informaron que la autora de Ojos así llegó a la capital egipcia a bordo de un avión privado, acompañada de su familia y sus músicos; en cuanto al costo de los boletos para el show, informaron que tuvieron un precio entre 400 y 750 libras egipcias (entre 70 y 132 dólares).
De esta forma, la colombiana se sumará un nuevo lugar a su actual gira mundial que la ha llevado a lugares como Tunez, Líbano, Bombay y Dubai, donde se le entregó una estatuilla de cristal como parte del protocolo de bienvenida que se acostumbra en esa región petrolera.
