Con ayuda de quien se escucha es su papá, el niño ató el extremo de un hilo en el diente que le molestaba y el otro en la broca del taladro. Su "ocurrente" padre le da instrucciones precisas, le insiste en que debe hacerlo por sus propios medios y que será muy divertido.
Es obvio que el niño se encuentra asustado por no saber si esta "azaña" inventada por su padre le dolerá o no, pero en medio de su indecisión, el padre decide apretar el taldro y el diente sale sin ningún tipo de problema, el niño impresionado se retira furioso e impresionado y tal vez un poco adolorido.