Los falos estaban muy extendidos por todo ese país y se creía que servían para protegerse de la mala suerte
Un artefacto único en su tipo fue descubierto en las ruinas de la fortaleza romana de Vindolanda, en Inglaterra. En un principio se pensó que el objeto de madera era un zurcidor, usado para reparar agujeros o áreas desgastadas en tejidos y accesorios de vestir.
Sin embargo, un nuevo estudio realizado por la Universidad de Newcastle y del University College de Dublín demostró que se trata del primer ejemplo conocido de un falo de madera recuperado del Imperio Romano.
En la antigüedad se creía que estos objetos servían para protegerse de la mala suerte. Con frecuencia se representaban en frescos o formaban parte de la decoración de otros objetos, esto solían llevarse colgados del cuello.
Por otra parte, los investigadores consideraron que este objeto se pudo usar paraalgo más que para alejar el mal. El análisis reveló que ambos extremos del falo eran notablemente más lisos, lo que indica un contacto repetido a lo largo del tiempo.
El primer uso sería como instrumento sexual, seguido a este como mortero, ya fuera con fines culinarios o para moler ingredientes para cosméticos o medicina.
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La tercera función posible era que el falo se colocara en una estatua que los transeúntes tocaran para atraer la buena suerte o para absorber o activar la protección contra la desgracia, algo habitual en todo el Imperio Romano.
Si este fuera el caso, la estatua probablemente habría estado situada cerca de la entrada de un edificio importante, como la Casa del Oficial al mando o el Cuartel General.
